VTP. Cap V. Dos Rombos. Sexta Parte
Parte VI. Despedida.
Después de comer, como si nadie notara el enfangado silencio de antes de la batalla, mi madre me dio a mojar la punta de la servilleta con la lengua, me frotó el tomate Orlando cuarteado de las ribaceras de la boca y me mandó prepararme para ir al colegio.
Metí los Cuadernos de Caligrafía Rubio en mi cartera roja de cuero cartón piedra, y la cerré con un clic seco que retumbó en mis entrañas acartonadas de resignación.
Mi madre me despidió desde la puerta del Primero B como si no fuese la última vez que me iba a ver. Mi hermano Toni dijo “vámonos canija”. Salté el último escalón a la calle con los pies juntos e inicié el trotecito detrás de mi hermano con los Cuadernos Rubio sonajeando en la cartera y un miedo arremolinado en mis hombros que iba tirándome de las orejas.
Antes de volver la esquina del Super-Ferrandis eché una última mirada a la terraza de la cocina, cerrada con aluminio y cristales de cuadrados, guiñando los ojos como el Clint Eastwood porque me deslumbraba el sol, a ver si mi madre me mandaba un adiós final como a los héroes del 2 de mayo.
Pero lo único que pasó es que oí a mi hermano cantándome el “canija, como llegue tarde al control de mates te va a caer una osssssssstia”
El sol destelló en mis orquillas de ositos, y yo aceleré para pillar a el paso de mi hermano que ya se mezclaba entre el enjambre de niños con carteras, que iban subiendo la cuesta del Paseo del Vallecas al estilo Twin Peaks.
Continuará…
Después de comer, como si nadie notara el enfangado silencio de antes de la batalla, mi madre me dio a mojar la punta de la servilleta con la lengua, me frotó el tomate Orlando cuarteado de las ribaceras de la boca y me mandó prepararme para ir al colegio.
Metí los Cuadernos de Caligrafía Rubio en mi cartera roja de cuero cartón piedra, y la cerré con un clic seco que retumbó en mis entrañas acartonadas de resignación.
Mi madre me despidió desde la puerta del Primero B como si no fuese la última vez que me iba a ver. Mi hermano Toni dijo “vámonos canija”. Salté el último escalón a la calle con los pies juntos e inicié el trotecito detrás de mi hermano con los Cuadernos Rubio sonajeando en la cartera y un miedo arremolinado en mis hombros que iba tirándome de las orejas.
Antes de volver la esquina del Super-Ferrandis eché una última mirada a la terraza de la cocina, cerrada con aluminio y cristales de cuadrados, guiñando los ojos como el Clint Eastwood porque me deslumbraba el sol, a ver si mi madre me mandaba un adiós final como a los héroes del 2 de mayo.
Pero lo único que pasó es que oí a mi hermano cantándome el “canija, como llegue tarde al control de mates te va a caer una osssssssstia”
El sol destelló en mis orquillas de ositos, y yo aceleré para pillar a el paso de mi hermano que ya se mezclaba entre el enjambre de niños con carteras, que iban subiendo la cuesta del Paseo del Vallecas al estilo Twin Peaks.
Continuará…
5 Comments:
ta guay, pero voy a tener que ver twin peaks para saber que es eso de vallecas al estilo twin peaks
Hola que he visto que te has asado por mi blog y ahora veo que me tienes enlazada y bueno pues que muchas gracias por visitarme y que por tu comentario he descubierto tu blog que me parece muy bonito.
Besos y amores
A ver, miss, cómo que un blog muy bonito? Es la caña de blog.
(estoy deseando ver lo que viene)
Jeje, gracias por hacernos recordar 'aquellos maravillosos años'... a al menos, 'aquellos años pasados'.
Yo también utilizaba los cuadernos de caligrafía Rubio...
Un beso desde mi isla!
me alegro que os guste el blog, yo, que me aburro pronto, de ahí el nombre de mi blog, me estaba cansando un poco de tanto "adornar recuerdos", pero con vuestros animos al final voy a hacer unas cuantas partes más.
muchos besos a todos.
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