Vallecas al estilo Twin Peaks. Cap IV. Las bicicletas son para el verano. Parte I
Parte I, De cómo conocí a Peter Koyote.
Iba yo con mi primo Josito, el pelirrojo, que es el único al que conocía recién mudada desde Cucarachalandia, cuando vimos a un niño, algo más pequeño que nosotros… Perdón, iba yo con mi primo Josito, el pelirrojo, que es el único al que conocía recién mudada desde Cucarachalandia, cuando vimos la bici-triciclo azul universo equipo Reynolds de Julián Gorospe llevada por un niño más pequeño que nosotros.
-“Hola, soy Josito, ¿tú como te llamas?”
- “Peter Koyote”.
- “¿Me dejas dar una vuelta, Peter.”
- “No”
Y yo pensé: “!jo-y lo que sigue¡, el canijo no se corta un pelo”
Mi primo se quedó algo conmocionado, porque decirle a un niño desconocido de tu edad que no le dejas dar una vuelta en tu bici iba en contra de todas las leyes de la barriada y estaba castigado, como mínimo, con la lapidación con tizas de yeso extraídas de los escombros de la Colonia Nueva Delhi.
Pero conmocionado y todo, mi primo me cogió a parte y me dijo:
-“Oye prima, ¿y si se la quitamos?”.
Me quedé horrorizada, ya que yo con la mudanza había entrado en parvulitos del Versalles a mitad del curso escolar y eso en Vallecas se pagaba caro, y por lo tanto los abusones de parvulitos me habían convertido en la niña-colleja, en la niña-tírala de las coletas (6 meses tardé en exigir que me cortaran el pelo y convertirme en chicazo por cuestiones de supervivencia), y en la niña que trae el Dupis-Balón ideal para montar el partidillo de fútbol del recreo. Además yo conocía la primera regla básica inculcada por mi familia que decía así:
“Nunca le hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti”.
Así que dije:
-“Anda primo, no seas abusón”.
No había terminado de decir "busón" y mi primo ya le había hecho un amago de patada lateral estilo Bruce Lee a Peter, seguido del empujón-especial-niño-marrullero y se estaba montando en la bici.
Y entonces yo recordé la segunda regla básica inculcada por mi familia, que decía así:
“La familia es lo primero”
Con lo que, aunque debilucha, aproveché que era un año mayor que Peter para agarrarle por detrás e inmovilizarle, mientras mi primo ya salía raudo y veloz como loco, pedaleando La Vuelta al Patio, con la bici-triciclo azul universo equipo Reynolds de Julián Gorospe.
Peter hizo entonces algo que no esperaba, porque en lugar de ponerse a forcejear y soltarme dos hostias como cualquier niño del barrio, se echó a llorar como las Magdalenas de la Bella Easo, dejándo la segunda regla básica inculcada por mi familia desparramada por el suelo y al borde la desintegración marciana. Y grité a mi primo, que iba ya pasando por lo menos la pancarta de Rey de la Montaña:
-“Primo, devuélvele la bici, ¿no ves qué es un llorica?”
Iba yo con mi primo Josito, el pelirrojo, que es el único al que conocía recién mudada desde Cucarachalandia, cuando vimos a un niño, algo más pequeño que nosotros… Perdón, iba yo con mi primo Josito, el pelirrojo, que es el único al que conocía recién mudada desde Cucarachalandia, cuando vimos la bici-triciclo azul universo equipo Reynolds de Julián Gorospe llevada por un niño más pequeño que nosotros.
-“Hola, soy Josito, ¿tú como te llamas?”
- “Peter Koyote”.
- “¿Me dejas dar una vuelta, Peter.”
- “No”
Y yo pensé: “!jo-y lo que sigue¡, el canijo no se corta un pelo”
Mi primo se quedó algo conmocionado, porque decirle a un niño desconocido de tu edad que no le dejas dar una vuelta en tu bici iba en contra de todas las leyes de la barriada y estaba castigado, como mínimo, con la lapidación con tizas de yeso extraídas de los escombros de la Colonia Nueva Delhi.
Pero conmocionado y todo, mi primo me cogió a parte y me dijo:
-“Oye prima, ¿y si se la quitamos?”.
Me quedé horrorizada, ya que yo con la mudanza había entrado en parvulitos del Versalles a mitad del curso escolar y eso en Vallecas se pagaba caro, y por lo tanto los abusones de parvulitos me habían convertido en la niña-colleja, en la niña-tírala de las coletas (6 meses tardé en exigir que me cortaran el pelo y convertirme en chicazo por cuestiones de supervivencia), y en la niña que trae el Dupis-Balón ideal para montar el partidillo de fútbol del recreo. Además yo conocía la primera regla básica inculcada por mi familia que decía así:
“Nunca le hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti”.
Así que dije:
-“Anda primo, no seas abusón”.
No había terminado de decir "busón" y mi primo ya le había hecho un amago de patada lateral estilo Bruce Lee a Peter, seguido del empujón-especial-niño-marrullero y se estaba montando en la bici.
Y entonces yo recordé la segunda regla básica inculcada por mi familia, que decía así:
“La familia es lo primero”
Con lo que, aunque debilucha, aproveché que era un año mayor que Peter para agarrarle por detrás e inmovilizarle, mientras mi primo ya salía raudo y veloz como loco, pedaleando La Vuelta al Patio, con la bici-triciclo azul universo equipo Reynolds de Julián Gorospe.
Peter hizo entonces algo que no esperaba, porque en lugar de ponerse a forcejear y soltarme dos hostias como cualquier niño del barrio, se echó a llorar como las Magdalenas de la Bella Easo, dejándo la segunda regla básica inculcada por mi familia desparramada por el suelo y al borde la desintegración marciana. Y grité a mi primo, que iba ya pasando por lo menos la pancarta de Rey de la Montaña:
-“Primo, devuélvele la bici, ¿no ves qué es un llorica?”
4 Comments:
ya me preguntaba yo de donde te venia ese comportamiento de matona de barrio que eximes por estos mundos de dios. viene de chica. bueno si es asi se te perdona en aras de tu inserción social, pero no me pegues mas, por fa, que te dejo mi coche cuando lo necesites.
uy matona, y eso lo dice el que me tiene los riñones castigaos con el "golpe seco 2 dedos al costao".
besos,
como que "golpe seco 2 dedos al costao"? es ni mas ni menos que un "nihon nukite" mi mejor golpe de kumite, me costo años de sudor en el dojo de san pablo. un respeto, mi pequeña padawan.
no, si el golpe perfeccionado lo tienes, eso tengo que reconocertelo.
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