martes, febrero 07, 2006

Vallecas al estilo Twin Peaks. Cap VII. La Matanza de Vallecas-Texas

Primera Parte.

Era una mañana de sábado del año 1981. Yo me había levantado hecha una niña surrealista como las de los cuadros de Dalí, sólo que en pijama de felpa amarillo con gomas apretadas en muñecas y tobillos, en lugar de con un vaporoso vestido blanco de niña de burguesía catalana.

Como había amanecido niña surrealista, tras tomarme el chocolate con tostadas-estilo-estufa de butano me encerré en mi habitación de paredes blancas, cama de seis vueltas pesadilla y vista objetivo gran angular ojo de pez, que deformaba las líneas del solitario armario de madera oscura en perspectivas imposibles.

Abrí la ventana y en el alfeizar me estaban esperando ya un grupo de siete gárgolas de la catedral de Toledo, a las que yo, niña surrealista, las invité a entrar en mi habitación de paredes blancas. Entraron ordenadamente a través de mi doble ventana con cercos de aluminio, llenando mi cuarto orientación norte con luz de invierno; de muecas románicas, alas de piedra y grandes bocas abiertas.

Andaba yo ya bastantes sábados amaneciendo así de surrealista, empeñada en amaestrar gárgolas y es por eso que ya las tenía casi domesticadas. Todo mi afán era enseñarles el lenguaje de signos a ver si conseguía que me contarán los secretos de la ciudad de Toledo, que llevaban contemplando mudas desde hacía más de quinientos años. Podéis preguntaros por qué no las enseñaba a hablar, pero todo el mundo sabe que las gárgolas no tienen lengua. Tenía la esperanza de que me contaran cosas tan maravillosas como las que le contó la veleta gallo retorcido a Alfanhuí. Y ya de paso a ver si las convencía de que se mudaran a los canalones de mi colegio de muros de adobe blanco. Soñaba yo con una horda de gárgolas domadas proyectando en las tardes sus largas sombras sobre las paredes blanqueadas, aterrorizando a las monjas en las tediosas jornadas de silencio y oración a la Virgen María, y cazando estilo halcón de Feliz Rodríguez de la Fuente los donuts de chocolate de la cafetería.

Pero ocurrió algo que interrumpió de repente mis ejercicios de “dame la patita-plas-sit”, desbandándomelas a las siete en tropel por la ventana, que yo había cerrado pues era una mañana fría de invierno. Salieron las pobres aleteando asustadas con gran estruendo, arrancándome el marco de la ventana y dejándome un boquete en la fachada del edificio en forma de Gallina de Chicken Run.

Lo que ocurrió es que mi padre llegó de trabajar del turno noche de taxi paga hipoteca zarandeando a mi hermano y dando grandes gritos. Cosa que me dejó absolutamente desconcertada, pues mi padre rara vez levantaba la voz.

Y dijo:

- “Pues no he pillado a este vendiendo pañuelos en el semáforo de la parada del 54”.

Continuará….

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Jajajaja. Lo del sabado surrealista me ha matado, "damelapatita-plas-sit", muy gráfico, ¿te puedes creer que me has alegrado la tarde?

Y ¿lo de los pañuelos? ¿Y lo de Texas? Vamos, vamos, que ahora que he vuelto no me vas a dejar así, no?

4:58 p. m.  

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